elegante, serio y monumental
el abeto, salmo trascendental,
canto plácido de eremita abnegado.
Su
ramaje, extendido e inclinado.
Su silueta de semblante oriental,
su copa elevada, del cielo firme puntal,
y su follaje, de un verde satinado.
Su
figura conquista y conmueve el alma,
engendra regocijo interior,
a la vez que mansedumbre, fortaleza y
calma.
En el parque
se impone superior,
sostén
de las aves su fornida rama
y donde eufónico canta el ruiseñor.

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